Tándem
Pequeños bocados pensados para crear emociones



Cogemos el coche y activamos el GPS que nos llevará a un destino que despertará nuestras emociones (y también nuestro estómago). En el corazón de Santomera se encuentra la casa de María José Pagán y Pedro Buitrago: Tándem.
Moríamos de ganas de probar esta apuesta gastronómica creativa, fresca y joven y allí que nos fuimos. Nos encantan los lugares que te hacen sentir como en casa desde que cruzas la puerta. En Tándem se respira la tranquilidad y la calma. Sin prisa pero sin pausa. No se conforman con dar de comer, quieren crear emociones. Así comienza este viaje.
Los entrantes están pensados de forma individual para que puedas probar varios bocados diferentes, así que arrasamos prácticamente con todos. Además acababan de cambiar la carta. Por lo que íbamos un poco a ciegas (nos gusta echarle un ojito a la carta antes para hacernos la boca agua). Y fue la mejor de las sorpresas.
Nosotrxs optamos por la croqueta del día de puchero, los tallarines de calamar de potera, leche de coco y curry, el canelón de pasta fresca, carrillera y champagne y la gyoza de conejo y patata al ajo cabañil (nos recordó tanto a la cocina de nuestras abuelas).
No podíamos dejar sin catar el steak tartar de solomillo y huevo frito. Sí frito. Elaborado al momento en mesa por Pedro. Un espectáculo. Como también lo fue la bullabesa con tartar de gamba y panceta ibérica. El equilibrio de sabores perfecto.
Si hay algo que no tiene ni olvido ni perdón es habernos ido sin probar los postres (la prisa no es buena). Pero ahí tenemos nuestra excusa para volver. Porque volveremos. Siempre volvemos.
PD: mención especial al pan de masa madre biológica. De toma pan y moja (y nunca mejor dicho). Casi acabamos con las existencias de aceite.
Hasta la próxima jalada 💖